sábado, 30 de octubre de 2010

El Rapto de Europa: Postcards from a painting.


Expansión, Contracción.

Rotterdam, 10 de febrero de 1615: Entre herraduras, heces de rata y queso cuajado, un herrero no encuentra sino desamparo al haber abierto en canal a una de sus bestias favoritas para refugiarse al calor de sus entrañas. A pesar de su naturaleza humilde, es un hombre instruido, pues en los Países Bajos acostumbran a preparar a la gente en cuyas manos está el porvenir del país.

Johan Wolfgang von Goethe, jugó entre los adoquines de las calles de Frankfurt con un teatro de marionetas. Fruto de aquello intentó, a lo largo de 50 años, reflejar su Teoría Política. En la cuenca del Meno nunca hubo adoquines, por lo que la burguesía alemana se tuvo que refugiar en su sobria formación estética, y en el segundo Reich jamás hubo un Realismo Social, al estilo de Balzac.

A lo largo de un lustro, se habían conformado sendas imágenes de lo que había ante sus ojos. Para ellos, las ferias de ganado quedaron desiertas para siempre. La enfermedad viajó de nuevo hacia el este, donde no fue posible encontrar toros nunca más.

El ciclo ha terminado, y esta vez el viaje a burdeos no será en vano.

lunes, 6 de septiembre de 2010

Kondratiev, Pareto, y los cinco enanitos: Erdbeerschnitzel.

Sábado, Sinagoga.

En un bohemio ataque, el falso Papa, vestido de rojo pasión, se encarama al púlpito. "Ich bin das Brot des Lebens", sermonea. La audiencia, poco acostumbrada a estos excesos, y mucho menos a semejantes falacias, se alborota.


Kondratiev, mucho antes de que las prostitutas etruscas peinaran cana, ya conocía qué iba a acontecer. No en vano, se cree que todavía arrastra cadenas en un campo de trabajo en Siberia. Consciente de que su teoría no puede fallar, aguarda obediente su jubilación en un paraíso tropical.


Unos partisanos armados perturban mi descanso: el cabecilla irrumpe en la estancia, y fruto de su pasado como cirujano checoslovaco, vacía su vejiga en mi lavabo, con desmedida fuerza. Pareto ha muerto, abrazado a su ingenuidad, así como a su siempre europea y responsable conciencia. Alisado doble, permanente, fin de ciclo y varios metros de tierra.

La cúpula, sirve como testigo para la reconciliación con mi lengua madre. Cogido de su mano, imagino cómo una minoría étnica puede destrozar esta civilización. Embriagado de poder, disparo a un cocinero pakistaní en la boca. La tibia sangre mana.

Puede que sea el güisqui, las lágrimas, o el rimel que he ingerido, pero soy feliz, y voy en bicicleta. Vuelvo a los años 20.